2 de agosto de 2009

LA CIUDAD: un espacio educativo.

“LA CIUDAD: un espacio para el desarrollo de la sensibilidad humana”.

Hasta hace algún tiempo los profesores, como los especialistas y autores de Programas de Estudio de Historia y las Ciencias Sociales manifestaban que la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales debía tener un carácter más retórico que real. Por lo que enseñar esta disciplina se juzgaba por los alumnos y profesores, mas por enriquecimiento cultural o por patriotismo, consideraba ambas razones, como suficientes por la sociedad. Para el binomio alumno-asignatura, toda la atención del profesor se centraba en la enseñanza de hechos históricos o biografías de personajes heroicos que poca utilidad práctica tenía para el alumno (a) ni menos interés formativo. Esta situación perduró por mucho tiempo en décadas pasadas, sólo recién a fines de los 80 y principio de los 90 se han introducido cambios que han ido provocando mella en la forma tradicional de enseñar. La Reforma Educacional Chilena iniciada a comienzo de los 90, ha sido el acierto más concreto, en cuanto el currículo, como el subsector de aprendizaje de “Estudio y Comprensión del Medio Natural, Social y Cultural” en el primer Ciclo Básico; “Estudio y Comprensión de la Sociedad” en el Segundo Ciclo Básico e “Historia y Ciencias Sociales” en el nivel Medio han introducidos las orientaciones y recomendaciones necesarias para modificar y cambiar la forma de aprender y enseñar. Ahora interesa, qué es más significativo y pertinente de la Historia y las Ciencias Sociales para que el alumno (a) adquiera estos aprendizajes para su formación de vida.

Por otra parte, se aprecia que en el currículo de la Historia y las Ciencias Sociales se han integrado otras disciplinas del saber, como economía, educación cívica, antropología, sociología, geografía...etc.), lo que amplia el campo del conocimiento no sólo restringiéndose a la Historia y Geografía, como lo era antes de la Reforma. Los profesores debieran ver en estos cambios verdaderos fines educativos, asignando mayor relevancia y significación a los contenidos de estudios, a su vez orientando a satisfacer las necesidades cognitivas y actitudinales de los alumnos y alumnas en cuanto a, integrarlos a una sociedad siempre cambiante y cada vez más globalizada, personalmente me inclino por esta última razón.

II. Relación pasado – presente humano.

Trataré de dar algunas justificaciones, que creo pertinentes a la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales a todos los estudiantes que tengan o no-interés en el pasado humano, y a los docentes del subsector, no por ello pretendo justificar o hacer una defensa “corporativa” de la Historia y las Ciencias Sociales con los subsectores competidores, sino más bien establecer algunas consideraciones, que bien pueden ser “metas educativas” de la enseñanza del subsector respectivamente, adecuadas a las necesidades e intereses formativos de los alumnos y alumnas. Metas que proporcionarán criterios orientadores y razones que fundamenten la necesidad de su estudio.

A poco andar en este análisis, distingo con claridad que el pasado está presente en nuestra vida actual tanto individual como colectivamente, así lo expresa Lee (1984) “no puedo escapar del pasado”. Un componente esencial de la naturaleza humana es histórica, aquí ya encontramos una gran diferencia con otros seres vivos, el hombre no sólo tiene pasado, sino “historia” y que ha construido siendo parte de ella. Lo que es hoy día el hombre o ha sido en el pasado, es fruto de una construcción permanente, de un moldeado ininterrumpido en el tiempo hasta nuestros días.

El pasado está presente o forma parte de nuestros conceptos de uso cotidiano, algunos con mayor protagonismo que otros. Por ejemplo, es posible definir algunos conceptos que a veces no encontramos explicaciones razonables y comprensibles en nuestro tiempo, como: “cristianismo”, “colonia”, “democracia”,”ciudad” o “arte”, etc. Si tomamos con más detalles el concepto de “cristianismo” podemos decir: que no-sólo es un conjunto de creencias religiosas y actitudes morales, sino que gran parte de su significado explica lo que han sido los cristianos o han hecho en la civilización occidental. De la misma manera podemos distinguir distintos significados para el concepto “ciudad”, en este caso tendríamos que detenernos a pensar, cuál ha sido el proceso evolutivo de la “ciudad” desde sus orígenes hasta hoy y cómo el hombre organizó su vida en ella, Lee (1984) lo expresa de la siguiente manera: “El pasado proporciona a nuestros conceptos un contenido concreto”.

En otras ocasiones, el pasado bien podría ser un árbitro cuando se plantean cuestiones que no encuentran respuestas satisfactorias en el presente y, si las hay no siempre son certeras o precisas, por ejemplo: ¿Es éste un gobierno democrático? Cada cual podría reflexionar sobre esta pregunta, pero si remontamos una respuesta a lo que Platón planteaba en la antigua Grecia, se aprecian cambios notables y, que han sido fruto de la evolución y construcción de la sociedad occidental. Por otra parte, el pasado no sólo da significado concreto a conceptos, sino que también puede explicar fenómenos o procesos como: “independencia”, “tercer mundo”, “guerra fría” e incluso valores universales como: “libertad”, “individualismo”, “solidaridad” o “tolerancia” que determinan nuestra existencia actual y previsiblemente futura. Por consiguiente “nuestro conocimiento de la realidad presente exige inevitablemente un conocimiento del pasado” J Domínguez (37 – 1991). Este conocimiento es transmitido de generación en generación, de manera que todo individuo recibe de su sociedad una visión, una educación de su pasado, sea ésta institucionalizada o no. Ahora bien, muchas veces esa educación recibida es “mitificada” o al menos mediatizada por concepciones e ideologías, o peor aún, por intereses políticos, económicos, religiosos o culturales del presente.

Recuerdo mis primeros años de estudiante, había en esa época una profunda visión conservadora y religiosa cristiana de la vida, que extraigo de ese pasado por un sentido humano y destaco por ejemplo la formación valórica que se realizaba en las escuelas y en el hogar, a decir: una fuerte formación de actitudes solidarias, un profundo respeto por los miembros de la familia y los bienes de uso público. Por otra parte, recuerdo cómo se aprendía historia, había que memorizar extensos relatos de hechos y acontecimientos de nuestra historia y se terminaba con una lista de héroes y personajes que pasaban a ser protagonistas de nuestras vidas. Con esto no estoy menoscabando o despreciando su valioso aporte que han hecho a nuestra historia patria con su ejemplo y actitud, más bien pretendo hacer un análisis de cómo se enseñaba la historia y las ciencias sociales en la escuela. La Historia en cuanto a su estudio pretende ser una disciplina que permita al alumno (a) reflexionar, criticar o emitir juicios de ese pasado. No podemos evitar el pasado si este es un componente base de nuestros esquemas del conocimiento e interpretación de la realidad presente (conceptos, fenómenos particulares, procesos y actitudes valóricas).

Por otro lado, tampoco existen versiones objetivas, mucho menos versiones correctas del pasado a pesar de que la historia emplea procedimientos rigurosos de análisis e interpretación de la realidad. Por lo tanto, conocer el pasado humano es muy necesario, útil y pertinente.

III. Relación de la historia humana con la ciudad:
Al respecto, para profundizar un poco más y dar justificación a esta relación:

La enseñanza de la Historia debe proporcionar al alumno (a) un mejor conocimiento de la realidad que cada uno le toca vivir, para ello deben distinguirse dos componentes esenciales de esa “realidad”. Por una parte, los rasgos fundamentales y problemas de nuestro mundo contemporáneo y por el otro, los rasgos esenciales de la trayectoria histórica de su comunidad local, regional o nacional. Así la enseñanza de las Ciencias Sociales debiera servir en primer lugar al alumno (a) para conocer de manera crítica su herencia personal y colectiva, así como: comprender que debe compartir actitudes, valores y memorias propias (tradiciones y costumbres) de su comunidad local, regional y nacional.


Una segunda razón que debe considerarse útil y necesaria, es que el estudio de la Historia y las Ciencias Sociales permite enriquecer el conocimiento y la comprensión de la naturaleza social e individual del ser humano. Es cierto que existen otras disciplinas adecuadas a este fin, pero es la Historia y las Ciencias Sociales las que poseen una perspectiva más global y rica en matices. Es vital que los jóvenes entiendan que las distintas sociedades no son producto de cálculos matemáticos y racionales, sino de resultados de “procesos históricos”, es más útil que el alumno (a) confronte ejemplo de “progreso” y de “retroceso” o de “avance” o “regresión” en los asuntos humanos y comprenda que las cosas cambian para “bien” o “peor” económica, política, social o tecnológicamente.

Por otra parte, las Ciencias Sociales proporciona al alumno (a) una gran variedad de experiencias individuales y que su estudio puede enriquecer su limitada experiencia personal. Especial cuidado debemos tener en presentar modelos o ejemplos de actuaciones humanas que puedan desviar o desvirtuar su formación, más bien se trata de fortalecer su propia personalidad. Los medios de comunicación pueden influir drásticamente en este aspecto cuando los jóvenes tratan de imitar modelos externos que más bien desvirtúan la formación personal de nuestros niños y niñas. Se pretende que el alumno (a) comprenda los complejos procesos de cambio social y le permita enriquecer su experiencia personal a partir de casos individuales. Nuestra historia patria tiene una variada gamas de modelos humanos, tanto hombre como mujeres destacadas que con certeza pueden ser considerados modelos de actitudes de vida y que bien pueden fortalecer nuestra identidad social.

Hay una tercera razón muy conveniente para el estudio de la Historia y las Ciencias
Sociales y, que representa de una gran aceptación por parte de muchos especialistas y maestros (as) de la educación, se trata del papel que ésta tiene o pueda tener; por un lado como medio para adquirir y desarrollar ciertas capacidades y habilidades cognitivas (análisis, interpretación informativa, síntesis, juicio evaluativo, comprensión), por otro lado, para desarrollar actitudes intelectuales y socialmente tolerante, aunque no son metas privativas de la Historia pero al parecer ésta tiene mejores armas para su logro. Es muy importante que el alumno (a) aprenda a tratar y obtener información de variadas fuentes y, que pueda emitir juicios u opiniones y seleccionar de esas fuentes sus aprendizajes útiles. Hoy día se tiene una gran variedad de fuentes tecnológicas, como la Internet que invade nuestra sociedad. Por consiguiente debiera enseñársele al alumno (a) el método de investigación histórica que equivale a enseñarle el método del manejo de la información, juicio de valor, opinión y prejuicio, a inferir, a sintetizar por último, a emitir juicios sobre cuestiones discutibles.

Por último, es importante también, que el joven tenga la oportunidad de tomar conciencia tolerante de periodos cercanos a su vida, relacionada a la vida de sus padres o abuelos y se transporte “empíricamente” a décadas recientes y trate de situarse a las formas de vida, creencias, hábitos, actitudes colectivas, etc. En este caso caben los hechos y sucesos ocurridos recientemente en nuestro país en donde en algunos temas hay pleno acuerdo en otros en cambio, aun no se llega a un consenso de interpretación histórica.

Hasta hace muy poco tiempo se pensaba que todo lo antiguo y viejo no tenía ningún valor y, que las ruinas y restos dejados por el hombre sólo entorpecían el desarrollo o progreso de las ciudades, la instalación de alguna industria o la construcción de una nueva vía de comunicación (construcción de edificios de altura, una carretera, una vía férrea). Esta apreciación generalizada en buena parte fue responsabilidad del sistema educativo y de los Planes y Programas, puesto que no le asignaban el verdadero valor histórico-educativo que tiene todo Patrimonio Cultural inserto en la ciudad o cercano a ella.

IV. Ojo con la historia y el Patrimonio Cultural.

La enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales debe servir de manera clara, o por lo menos ayudar a enmendar esta actitud generalizada a las nuevas generaciones desarrollando en ellos el aprecio y disfrute de estos vestigios y evidencias del pasado humano. Es necesario que las nuevas generaciones aprendan a mirar a su alrededor con “ojos históricos” y sobre todo a valorar y apreciar todos aquellos sitios, lugares de interés históricos que estén ligados al pasado humano, sólo a través de ellos, se podrá conocer y apreciar las formas de vida cotidiana, anhelos, frustraciones y diversiones.

Es sabido que las sociedades evolucionan y cambian permanentemente, y que también deben formar individuos capaces de asimilar estos cambios y responder a la movilidad social, por otro lado, es imprescindible que estos individuos dispongan así mismo, de una sensibilidad estética, es decir desarrollar el aprecio y valoración de la expresión del arte y la expresión artística inserta en la ciudad; de una sensibilidad social, valoración de la evolución social del hombre en la ciudad y su medio (físico o natural) y de una sensibilidad histórica, entiéndase como el conocimiento, comprensión y valoración del pasado del hombre en la ciudad. Los profesores de Historia y Ciencias Sociales debemos tener clara estas tres sensibilidades. Cabe preguntarse ahora, ¿de qué manera los planes y programas en los niveles básicos y medios responden a estas metas educativas?

Creo que cualquier objetivo y contenido, traducido en unidades de aprendizaje se orienta en esa dirección y puede contribuir de manera clara, precisa y directa a desarrollar estas tres sensibilidades, sin embargo, parece ser que las más adecuadas y apropiadas son las estrategias donde se pone al alumno (a) en directa y concreta relación con elementos del medio o entorno físico, y socio-cultural, especialmente aquellas unidades didácticas que tengan relación con la historia local, regional y nacional.

La observación directa del niño o niña podrá evocar lo que implica emoción, interés y permitir asociar lo que se ve con el conocimiento. El entorno físico y humano proporciona al estudiante ocasiones de investigación y de interpretación de la realidad mediante expresiones personales y concretas. Su aprovechamiento favorece el trabajo integral de varias disciplinas o subsectores. Todo lo que revele algo sobre el pasado humano se convierte en una evidencia de primera, así: edificios, monumentos, plazas, mercados, fachadas, calles, barrios, museos, construcciones patrimoniales, vendedores y artistas de calles son testigos de existencias anteriores, afirman la unión entre el pasado y el presente, permiten situar al alumnos o alumna a utilización de fuentes concretas, sin intervención de los medios de comunicación.

Para concluir este análisis puedo expresar, que al menos existen cuatro buenas razones para aprender Historia y Ciencias Sociales, y que permiten acercar al estudiante con la ciudad y su entorno inmediato; estas son:

Ø Permite al alumno (a) comprender rasgos fundamentales de nuestro mundo contemporáneo, proporcionándole los medios para integrarse críticamente en la sociedad que le toca vivir.
Ø Permite el desarrollo del conocimiento y la comprensión de la naturaleza social e individual del ser humano, iniciándolo en los complejos procesos de cambio social y el estudio de casos individuales para enriquecer sus experiencias personales.
Ø Permite desarrollar la capacidad de análisis, síntesis y evaluación de fuentes de información: como una actitud intelectual y socialmente tolerante...y,
Ø Favorece actitudes críticas de respeto, aprecio y valoración del patrimonio histórico-cultural desarrollando su sensibilidad estética, la capacidad de “ver” el pasado en su entorno y enseñarles a disfrutar de ello.






Fernando Colipue Báez
Profesor de Estado en EGB m. Ciencias Sociales



Bibliografía:
Aprendizaje y Currículo. Diseños Aplicados. M. Román FIDE 1998. Santiago. Chile
La Geografía y la Historia dentro de las Ciencias Sociales: Hacia un currículo integrado. Ministerio de Educación y Cultura. 1987. Madrid. España.
La enseñanza de las Ciencias Sociales. M. Carretero. Visor 1989 Madrid. España.

COMO APROVECHAR EL ENTORNO

CÓMO APROVECHAR EL ENTORNO
El entorno posibilita alternativas de enseñanzas novedosas e imaginativas que rompen con el esquema tradicional de enseñanza. La salida fuera del medio habitual en que vive el estudiante encarna el espíritu de una escuela "viva". Es un excelente recurso para practicar la observación directa y permitir el logro de experiencias vitales y significativas en cualquier disciplina.
A través de la observación directa el niño podrá evocar lo que implica emoción, interés y permitir asociar lo que se ve con el conocimiento.
El entorno físico y humano proporciona al niño numerosas ocasiones de investigación y de interpretación de la realidad mediante expresiones personales y concretas. Su aprovechamiento favorece el trabajo integral de varias disciplinas hasta ahora compartimentadas como la historia, la geografía, la biología, la ecología, el arte, etc.

Edificios, monumentos, plazas, mercados, fachadas y calles son testigos de existencias anteriores y a la vez son la unión entre el pasado y el presente. Afirman la influencia del primero sobre el segundo y permiten situar al niño frente a la realidad del pasado, sin la intervención de los medios de comunicación. Todo lo que nos revele algo sobre el pasado se convierte en un documento de primera.
El entorno sitúa al estudiante con problemas concretos de la realidad nacional, regional y local y le muestra la intima relación que existe entre el hombre y el medio ambiente. Posibilita conocer el comportamiento de las plantas y animales y de los fenómenos naturales. La naturaleza encierra infinitas posibilidades de información.
Se ha incluido la exploración del entorno por varias razones:
El entorno es el escenario inmediato de las acciones cotidianas.
El Museo hace parte del entorno del alumno.
El niño, desde que sale de la escuela o su hogar hasta el momento en que arriba al Museo constantemente se enfrenta a infinitas situaciones de aprendizaje.

Un buen número de Museos están localizados en puntos importantes de la ciudad. Ejemplo: barrio de la candelaria, centro internacional, ciudad universitaria.
Algunos edificios de los Museos son obras arquitectónicas que merecen destacarse y hacen parte del patrimonio cultural nacional.
Al planear una salida tenga en cuenta los siguientes puntos:
Defina los objetivos y lo que se va a observar de acuerdo al programa de estudios
Sensibilice a los alumnos con los lugares que se van a visitar a través de actividades preparatorias :audiovisuales, carteleras
Permita que los alumnos intervengan activamente en la planeación de la visita
Elabore una guía de estudio en donde se enumeren los aspectos que van a observarse y que permita un ordenado desenvolvimiento de la actividad. A los niños pequeños indíqueles verbalmente lo que deben observar
Integre el estudio del medio en un proceso inductivo y comparativo
Valorice la salida y fije la información obtenida. Termine el recorrido con una confrontación de las experiencias y de las vivencias en la cual se revivan las sensaciones y descubrimientos y se puedan discutir problemas de la realidad como seguridad, aseo, disciplina, aspecto sociales, etc.
Entre las actividades de esta última etapa, desarrolle practicas cotidianas de reciclaje de papeles, plásticos, vidrios y otros materiales. Elabore carteleras informativas con noticias culturales de los museos, parques. Publique en el periódico escolar las experiencias de salidas de los grupos escolares a los sitios de la ciudad.
Inicie a los estudiantes de primer grado, con el acercamiento a la Escuela. Para ello es necesario que los niños recorran la escuela y observen detenidamente las distintas dependencias. Esto aportará los elementos para hacer el primer mapa que elaborará el niño. En esta etapa los niños dibujarán sobre un plano horizontal de la misma manera como esta ubicado el edificio real. Del dibujo pictórico hay que llevarlos después de varios intentos a elaborar un plano. Introducir el uso de signos convencionales

Para el grado segundo, el reconocimiento del entorno comienza a través del acercamiento al barrio donde se encuentra la Escuela. Permita que elaboren un plano que incluya: Puntos cardinales, elementos urbanos, identificación de edificios, zonas parques, plazas, plazoletas, signos convencionales, etc. Complemente las actividades con la naturaleza.
Para el tercer grado, haga referencia a la ciudad. Motive a los estudiantes a descubrir las funciones que cumplen cada edificio y haga énfasis en la organización social de la comunidad. En esta etapa los alumnos pueden identificar las instituciones importantes de la comunidad, los diferentes barrios, las calles más transitadas, etc. Permita que los niños reflexionen sobre los problemas de la ciudad.
Para el grado segundo, el reconocimiento del entorno comienza a través del acercamiento al barrio donde se encuentra la Escuela. Permita que elaboren un plano que incluya: Puntos cardinales, elementos urbanos, identificación de edificios, zonas parques, plazas, plazoletas, signos convencionales, etc. Complemente las actividades con la naturaleza.

Para los grados cuarto y quinto el estudiante ya esta en capacidad de entender mapas de símbolos abstractos. Incluya el estudio de la región. Profundice en los problemas de la ciudad y comprometa al niño en acciones concretas de conservación del medio.
Sugerencias de itinerarios para incluir el entorno junto a la visita al Museo.